Mal empezó esta semana para la economía argentina.
La moneda local sufrió un nuevo golpe, que obligó a la intervención del banco central, tras una reunión de emergencia. El dólar superó el lunes la temida barrera de los 30 pesos argentinos y se acercó a los 31, en parte debido al contagio de la crisis cambiaria en Turquía sobre el mundo emergente.
Pero el nuevo capítulo de la turbulencia cambiaria también llegó en medio de las investigaciones judiciales por los llamados "cuadernos de las coimas" que revelaron una intrincada trama de corrupción entre empresarios y funcionarios de los gobiernos de Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández.
El banco central, que preside Luís Caputo, celebró una reunión de emergencia y decidió por unanimidad aumentar la tasa de interés de referencia en 500 puntos base, hasta un máximo histórico de 45%, que se mantendrá "por lo menos hasta octubre". En mayo, la institución había incrementado los tipos a 40%, poco antes de que el gobierno decidiera recurrir al Fondo Monetario Internacional para pedir un rescate, cuando el dólar se alzaba por sobre 23 pesos argentinos.
Pero más allá del evento puntual del lunes, el nuevo golpe demuestra que Argentina sigue sumida en la incertidumbre, dificulta la intención del presidente Mauricio Macri de recuperar la confianza de los inversionistas y reimpulsar la economía del país. La depreciación pondrá presión además, sobre una inflación que cerrará el año en torno al 30%, según reconoce el propio gobierno. Según la agencia de calificación crediticia Moody's, la decisión de subir las tasas "respaldará el peso, pero probablemente retrasará la recuperación de la actual recesión". La firma espera una contracción de la economía este año y un crecimiento moderado en 2019.