Inversionistas de todo el mundo tuvieron un respiro, al recibir señales de un acercamiento entre Estados Unidos y China, en medio de temores ante una guerra comercial.
Para evitar un conflicto comercial con Washington, Beijing anunció una serie de medidas que buscan aliviar las crecientes tensiones de las últimas jornadas. La semana pasada, la administración de Donald Trump advirtió que podría aplicar aranceles a productos chinos por hasta US$ 60 mil millones, para reducir el desequilibrio comercial entre las dos mayores economías mundiales.
Las autoridades chinas estarían adelantando para mayo un nuevo marco legal que estaba previsto para junio. Esta nueva normativa permitirá a los inversionistas extranjeros adquirir participaciones mayoritarias en compañías chinas que coticen en bolsa. Además, estaría ofreciendo comprar más semiconductores estadounidenses, desviando algunas adquisiciones de Corea del Sur o Taiwán, como parte del esfuerzo por ayudar a reducir su superávit comercial de US$ 375 mil millones de dólares con Washington.
El primer ministro chino Li Keqiang, reiteró ayer que su país y Estados Unidos deben sentarse a negociar, al tiempo que prometió que China tratará de forma equitativa las empresas locales y extranjeras. Luego de que Estados Unidos acusara a China de robo a su propiedad intelectual ante la Organización Mundial del Comercio, el país asiático se comprometió a no obligar a las firmas extranjeras a que transfieran sus conocimientos de tecnología, además de fortalecer los derechos de propiedad intelectual.