Como histórico calificó el presidente estadounidense Donald Trump el nuevo acuerdo comercial que logró a último minuto del plazo que se autoimpuso con México y Canadá. El acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá o Usmca, como será conocido, reemplaza al Nafta, que estaba vigente desde 1994.
Al celebrar el cumplimiento de una de sus promesas de campaña, Trump afirmó que el nuevo pacto ayudará a crear "cientos de miles de empleos estadounidenses". EEUU ya había logrado un preacuerdo con México, pero faltaba la incorporación de Canadá. Uno de los puntos que trababan la negociación era la apertura del mercado agrícola canadiense a sus vecinos. Finalmente, el país accedió a abrir su sector lácteo a la competencia agricultores de sus socios, pero logró un triunfo al mantener intacto el mecanismo de resolución de disputas que existía en el Nafta.
A nivel interno, tanto México como Canadá quedaron protegidos de la amenaza de aranceles que Trump había esbozado en meses recientes. A nivel externo, el acuerdo fue recibido con alivio, más que optimismo, y las principales bolsas mundiales recibieron un impulso. Pero quienes lo tomaron con preocupación fueron los fabricantes de automóviles y partes de la Unión Europea y Japón.
El Usmca aumentará gradualmente el porcentaje requerido de contenido local, o en este caso regional, desde un 62,5% a un 75%. Esto, según representantes de la industria, evitará que se destraben inversiones extranjeras que van en directo beneficio del golpeado cinturón de hierro estadounidense.
La pelota queda ahora en la cancha del Congreso de los tres países, que deberán ratificar el nuevo texto.