Por efectos de la crisis sanitaria del coronavirus y la implementación del trabajo desde casa, se han reducido en un 40% los costos de los arriendos de oficinas en el Gran Santiago de Chile.
En estos momentos se conoce que en un 43% se ha elevado la cantidad de negocios inmobiliarios que se han visto forzados a cerrar, particularmente en el centro de la ciudad capital, si se compara con el mes de septiembre del 2019, antes de estallido social, de acuerdo a los expertos.
Conforme a la información proporcionada por Colliers International, en la región oriental (Estoril-La Dehesa) se han registrado caídas en el sector inmobiliario de hasta un 37,5%. Las vacantes se han seguido incrementando, al tanto que los subarriendos han crecido de forma significativa.
Tras el arribo de los primeros despachos de vacunas, la confianza en el mercado de arriendo comercial evidenció una ligera recuperación en los tres meses iniciales del año, registrándose un mayor número de interacciones y cotizaciones con quienes se mostraban interesados en volver a activar su negocio.
Lo que sí se ha notado entre los negocios, aún en actividad, es la tendencia de las oficinas grandes a reducir el espacio que ellas actualmente ocupan o a adecuar su modalidad de trabajo a una especie de híbrido entre presencial y el trabajo a distancia.
Los dueños de inmuebles se han visto en la necesidad de implementar nuevas estrategias para poder mantener sus ingresos, como acudir al subarriendo, cesión de contratos de arriendo e inclusive reducir lo que se cobra por metro cuadrado hasta en más de un 14%, algo que nunca estuvo en sus planes, así lo expone Lilibeth Tavares, broker owner de RE/MAX Synergy,
“Como ejemplo evidente tenemos el caso de Nueva Las Condes donde, previo a la pandemia, la oferta de espacios comerciales era superada por la demanda, situación que se ha trastocado a partir del desencadenamiento de la crisis sanitaria, llegando a estar vacantes un 12% de sus locales”, apuntó.
Esto ocurre sin tomar aún en cuenta a las empresas, para cuyas oficinas, que no han sido entregadas a sus propietarios, han sido renegociadas sus condiciones de pago y acudiendo al teletrabajo, afirma la experta.
“No todo resulta tan pesimista, ya que muchos de esos espacios se han venido utilizando como blackstore, depósitos o centros de distribución. Se ha incrementado el uso de los formatos digitales y la atención virtual, lo que, al reducir los costos, contribuye a que numerosos negocios se mantengan vigentes”, concluyó Tavares.