Cataluña se prepara para celebrar unas elecciones regionales que estarán marcadas por el conflicto separatista, luego de que España decidiera expulsar al gobierno del presidente catalán Carles Puigdemont, en un intento para frenar el independentismo.
El propio Puigdemont habló hoy desde Bruselas, donde explicó cuáles serán los pasos que dará su sector frente a las medidas del gobierno de Mariano Rajoy. Aseguró que respetará el resultado de las elecciones del próximo 21 de diciembre y agregó que el diálogo con Madrid es hoy imposible. El futuro del ex presidente es incierto. La justicia española ya está tomando medidas para pedir su arresto por rebelión.
Pero, más allá de él, el devenir político de Cataluña sigue siendo una pregunta abierta. Las encuestas apuntan a que ningún partido logrará una mayoría parlamentaria para gobernar y tanto el separatismo como el Partido Popular de Rajoy están debilitados por el conflicto reciente.
La tensión amenaza con frenar aún más a la economía catalana, que representa un quinto del PIB español. Más de 1.800 empresas han salido de la región desde el referendo separatista de octubre y el turismo en Barcelona también se ha debilitado.
Si las votaciones de diciembre concluyen con un resultado claro, los inversionistas estarán atentos a cuánta fuerza tendrá el separatismo en el nuevo parlamento catalán, para ver si el impulso del secesionismo está bajo control o hay un nuevo conflicto a la vuelta de la esquina.