El futuro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está en manos del Congreso de su país controlado en la cámara baja por los demócratas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dio inicio el pasado martes a un juicio político en contra del titular de la Casa Blanca, a sólo un año de las elecciones presidenciales.
En 2016, las acusaciones de intromisión extranjera en los comicios estuvieron atados a Rusia. En esta oportunidad, están vinculadas a Ucrania. Y es que, según han revelado las transcripciones de una conversación telefónica del 25 de julio, Trump le pidió a su par ucraniano investigar al ex vicepresidente y ahora candidato presidencial demócrata, Joe Biden, y a su hijo por negocios en el país del este de Europa. Trump había dicho que los detalles de esa conversación no probarían ninguna presión ni amenaza relacionada a la retención de US$400 millones en ayuda militar. Sin embargo, los documentos parece que terminarán demostrando que si pidió la intermediación del ucraniano ante el fiscal general y su abogado personal para investigar a los Biden.
Ahora bien, ya son seis los comités de la Cámara que están investigando si Trump uso la suspensión de la ayuda militar a su ventaja bajo el "paraguas" de un proceso formal de juicio político. Una mayoría simple de la Cámara, donde los demócratas tienen 235 de 435 escaños, sobre cualquier artículo de impugnación, enviaría el texto al Senado para ser considerado. Ahí, los 100 miembros del plenario se convertirían en el jurado en un juicio con los "administradores del impeachment" de la Cámara actuando como fiscales y con el jefe de la justicia de EEUU como presidente. Se llamaría a testigos, y se entregaría evidencia, además de presentar argumentos iniciales y finales.
Sin embargo, de esto Trump podría salir fortalecido en camino a los comicios de 2020, considerando que poseen la mayoría en la cámara alta y que en las acusaciones de intromisión rusa en las elecciones pasadas, no se encontraron vínculos. Si lo hallan culpable deberá ser removido de su cargo. Entonces, asumiría el actual vicepresidente Mike Pence a quien se le abriría la puerta para intentar quedarse en el cargo en 2020 y luego en 2024. Lo que queda claro hasta ahora, es que la carrera política por la Casa Blanca se complica cada vez más, incluso antes de su inicio formal.
