La implementación de las plataformas digitales de trabajo se ha incrementado en vista de la actual crisis sanitaria, y para asegurar una justa remuneración se requiere de su regulación a nivel internacional, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las plataformas digitales de trabajo han llegado para quedarse, con ellas se puede lograr prácticamente cualquier cosa, desde planificar las vacaciones, conseguir un plomero, pedir que nos envíen la cena a casa, buscar quien nos desarrolle una página web o quien nos traduzca un documento.
En la última década los sistemas de trabajo a distancia se han quintuplicado, pasando de 142 en el 2010 a más de 777 en el 2020, según un estudio que dio a conocer la OIT el pasado martes. En países como Estados Unidos se estiman un 29%, India, 8% y en el Reino Unido 5%, siendo estos en donde mayormente se localizan dichas plataformas.
Gracias a las plataformas virtuales de trabajo, las empresas pueden acceder a mano de obra que no solo abunda sino cuya flexibilidad de horarios es grande, y a la vez brindan novedosas alternativas de empleo a mujeres, jóvenes, personas con discapacidades u otras que no han podido ingresar al mercado laboral convencional.
No obstante, las condiciones de trabajo no son las mejores, ya que no son pactadas sino que las fijan las plataformas. “Lo que más preocupa a los trabajadores es la falta de cobertura social, la continuidad laboral y los ingresos, así como el no poder acceder a otros derechos fundamentales”, detalló Guy Ryder, director general de la OIT.
3,4 Dólares, ingreso promedio
Menos de 3,4 dólares (cerca de 2,8 euros) es lo que, en promedio, percibe una persona por hora en una semana normal de trabajo a través de las plataformas online, y lo percibido por el 50% es menor a 2,1 dólares. Esto se desprende de lo consultado a 12.000 trabajadores y portavoces de 85 compañías a nivel mundial y de distintos sectores.
Frecuentemente, el número de horas de trabajo puede prolongarse o se desconoce, y en ocasiones las tareas que se rechazan no son remuneradas. Inclusive algunas plataformas pagan menos a las mujeres que a los hombres. Aclaró Ryder que “las soluciones a nivel nacional no bastarían para proteger a los trabajadores ya que estas plataformas suelen operar en todo el mundo y en distintas jurisdicciones”.
Distribución geográfica desigual
La facturación global de estas plataformas fue de al menos 52.000 millones de dólares en el 2019, pero sus costos y beneficios no se reparten de forma equitativa, aseguró la OIT. En Asia (56.000 millones de dólares), América del Norte (46.000 millones) y Europa (12.000 millones) es donde se concentra el 96% de lo que se invierte en estas plataformas.
