Hoy la mirada de la zona euro está puesta en el Reino Unido donde, a poco más de un mes de la fecha límite para que se concrete el Brexit, y de meses y meses de negociaciones y votaciones, la primera ministra Theresa May ofreció por primera vez a los parlamentarios de su país la oportunidad para decidir si retrasar o no el divorcio con la Unión Europea.
De esta manera, los legisladores votarán en dos semanas más si extender la aplicación del artículo 50 del Tratado de Roma o llevar a cabo una salida desordenada, todo esto si finalmente su acuerdo alcanzado con Bruselas es nuevamente rechazado en dos semanas.
Mientras, el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, sigue dispuesto a respaldar un segundo referéndum, opción que volvió a ser descartada por la premier en la sesión de hoy. Hasta el momento, queda fijado un nuevo calendario de discusiones que definirán la ruta a seguir. Para el 12 de marzo, habrá un nuevo voto significativo sobre el Brexit. Si es rechazado, el 13 de marzo se procederá a votar una salida sin acuerdo. Si rechazarán esa alternativa, los legisladores tendrían una votación el 14 de marzo sobre una moción que solicite una demora "corta y limitada" del Brexit.
Sin embargo, un retraso aumentaría las posibilidades de una reversión del divorcio con una nueva consulta popular. "Reino unido sólo se irá sin un acuerdo el 29 de marzo si hay un consentimiento explícito en la Cámara de los Comunes en ese sentido" dijo May. "Una extensión no puede quitar de la mesa la opción de una salida sin acuerdo". Y es que esa posibilidad supone uno de los mayores puntos de inflexión de la complicada crisis política desde el inesperado resultado del referendo de 2016.